Te contamos los posibles riesgos y cómo evitarlos para no tener reparaciones antes de tiempo ni perder seguridad en la conducción

La nieve y el hielo son dos de los factores que pueden dificultar tener una  conducción segura. Algunas veces, para intentar mejorar la conducción sobre ellos, es posible que hayas visto echar sal y salmuera (mezcla de agua y sal) en la carretera.

Este componente químico es utilizado en todo el mundo para evitar que la calzada acabe con nieve y hielo, o para que desaparezcan lo antes posible del asfalto y así evitemos utilizar las cadenas y podamos circular con mayor seguridad. Gracias a un proceso denominado descenso crioscópico, la sal consigue modificar el punto de congelación del agua. En lugar de a los 0ºC, las carreteras se congelan a muchos más grados bajo cero.

Pero podemos encontrar un problema en la sal, y es que ésta puede dañar los vehículos. Este compuesto acelera la oxidación de los metales que forman parte de la estructura de los vehículos, y es por ello, que puede resultar perjudicial.

Sus efectos adversos pueden afectar tanto a la pintura del camión, como a la carrocería, las llantas, los frenos, los amortiguadores o el tubo de escape. Aunque los vehículos llevan de fábrica una imprimación de brea que protege los bajos, con el paso del tiempo y el roce con los badenes y baches se va quitando esa capa protectora, lo que facilita que esa sal que podemos encontrar por la carretera entre en contacto con la parte inferior del vehículo y lo acabe oxidando.

El anclaje del capó en los coches, que aísla al motor del exterior, también puede sufrir daños con la sal. Ese cierre se puede estropear y puede provocar, en casos extremos, que el morro se abra durante la marcha, con el consecuente peligro que eso supone al anular toda nuestra visibilidad al volante.

Lo mejor para evitar que la sal afecte al vehículo, es lavarlo con agua a presión después de utilizarlo. Cuanto mayor sea el tiempo que dejemos la sal sobre la carrocería, mayor será el daño. Por eso, recomendamos aplicar el agua tanto en la carrocería, como en el paso de rueda (si giras el volante hacia un lado accederás mejor a todas las partes) como por debajo del coche, algo que no suelen hacer los conductores debido a su difícil acceso.

Encontramos algunos túneles de lavado que limpian las zonas bajas del coche con agua. Si no controlamos el impacto de la sal en nuestros vehículos, seguramente sufriremos averías antes de lo que corresponde, aumentando así los costes pero también la pérdida de seguridad en la conducción.

Esperamos que esta información te haya resultado interesante y útil. Si tienes cualquier pregunta, estaremos encantados de ayudarte. ROMU siempre a tu lado ¡Y siempre en movimiento!